Alberto Masferrer en Costa Rica

Alberto Masferrer

Tomado de https://citas.in/autores/alberto-masferrer/

Alberto Masferrer Fecha de nacimiento: 24. junio 1868

Fecha de muerte: 4. septiembre 1932

Vicente Alberto Masferrer Mónico fue un maestro, filósofo, periodista, ensayista, poeta y político salvadoreño. Como escritor marcó con sus letras toda una época de la literatura salvadoreña a través de la definición de su pensamiento inclinado a la defensa de los más desposeídos y de denuncia social.[2]

Masferrer en Costa Rica:

“Masferrer llegó por primera vez a Costa Rica en 1885. Tendría unos 17 años. Volvió en 1896 con el cargo de Cónsul General de El Salvador. De acuerdo con el ensayo del historiador costarricense Iván Molina Jiménez, Masferrer participó en la creación de al menos tres publicaciones periódicas: La Revista Nueva, Repertorio de Costa Rica y Diario de Costa Rica.

Si nos atenemos a sus cifras, Costa Rica tendría entonces unos trescientos mil habitantes. Sesenta mil de ellos vivían en las ciudades. El resto eran campesinos, agricultores y labradores “desinteresados de la política”, afirma. Masferrer los conoció en el primero de sus viajes: prósperos, sanos, alegres. Durante su segunda estancia le tocó presenciar los estragos que produjo en la economía costarricense la crisis por la caída de los precios del café y el levantamiento popular de 1889”. http://talpajocote.blogspot.com/2012/10/masferrer-en-costa-rica.html

Ofrecemos en esta ocasión el ensayo “El Elogio del Silencio”, la poesía “Paz a los hombres de buena voluntad” y una serie de citas asignadas a Alberto Masferrer:

EL ELOGIO DEL SILENCIO

ENSAYO

Silencio es recordar que toda palabra tiene un hoy y un mañana; es decir; un valor de momento y un alcance futuro incalculable.

Silencio es recordar que el valor de la palabra que pronunció no tanto viene de su propia significación ni de la intención que yo le imprimo, cuánto de la manera con que la comprende quién la oye.

Silencio es reconocer que los conflictos se resuelven mejor callando que hablando, y que el tiempo influye más en ellos que las palabras.

Silencio es reprimir la injuria que iba a escapársenos, y olvidar la que nos infirieron.

Silencio es recordar que, si hubiera diferido una hora sola mi juicio sobre tal persona o suceso, en esa hora pudo llegar un dato nuevo, que hiciera variar aquel juicio temerario y cruel.

Silencio es recordar que el simple hecho de repetir lo que otros dicen, es formar la avalancha que luego arrastra la reputación y la tranquilidad de los demás.

Silencio es no quejarse, para no aumentar las penas de los otros.

Silencio es decir HICE, en vez de HARÉ.

Silencio es recordar que la palabra al pronunciarla, se lleva una parte de la energía necesaria para realizar la idea que aquélla encarna.

Silencio es no exponer la idea o el plan a medio concebir, ni leer la obra en borrador, ni dar como criatura viviente lo que es apenas un anhelo.

Silencio es la raíz y por eso sostiene.

Silencio es recordar que toda palabra tiene un hoy y un mañana; es decir; un valor de momento y un alcance futuro incalculable.

Silencio es recordar que el valor de la palabra que pronunció no tanto viene de su propia significación ni de la intención que yo le imprimo, cuánto de la manera con que la comprende quién la oye.

Silencio es reconocer que los conflictos se resuelven mejor callando que hablando, y que el tiempo influye más en ellos que las palabras.

Silencio es reprimir la injuria que iba a escapársenos, y olvidar la que nos infirieron.

Silencio es recordar que, si hubiera diferido una hora sola mi juicio sobre tal persona o suceso, en esa hora pudo llegar un dato nuevo, que hiciera variar aquel juicio temerario y cruel.

Silencio es recordar que el simple hecho de repetir lo que otros dicen, es formar la avalancha que luego arrastra la reputación y la tranquilidad de los demás.

Silencio es no quejarse, para no aumentar las penas de los otros.

Silencio es decir HICE, en vez de HARÉ.

Silencio es recordar que la palabra al pronunciarla, se lleva una parte de la energía necesaria para realizar la idea que aquélla encarna.

Silencio es no exponer la idea o el plan a medio concebir, ni leer la obra en borrador, ni dar como criatura viviente lo que es apenas un anhelo.

Silencio es la raíz y por eso sostiene.

Silencio es la savia, y por eso alimenta.

Silencio es recordar que si para nuestras cuitas y esperanzas es nuestro corazón un relicario, el corazón ajeno puede ser una plaza de feria y hasta un muladar.

Silencio es el capullo donde la oruga se cambia en mariposa y silencio es la nube donde se forma el rayo.

Silencio es concretarse, seguir la propia órbita, hacer la propia obra, cumplir el propio designio.

Silencio es meditar, medir, pesar, aquilatar y acrisolar.

Silencio es la palabra justa, la intención recta, la promesa clara, el entusiasmo refrenado, la devoción que sabe a dónde va.

Silencio es SER UNO MISMO, y no tambor que resuene bajo los dedos de la muchedumbre.

Silencio es tener un corazón de uno, un cerebro de uno, y no cambiar de sentimientos o de opinión porque así lo quieren los demás.

Silencio es hablar con DIOS antes que con los hombres, para no arrepentirse después de haber hablado.

Silencio es hablar uno calladamente con su propio dolor, y contenerlo hasta que se convierta en sonrisa, en plegaria, o en canto.

Silencio es, en fin, el reposo del sueño y el reposo de la muerte, donde todo se purifica y restaura, donde todo se iguala y perdona.

 

Paz a los hombres de buena voluntad
de Alberto Masferrer


A vosotros, los que amasáis riquezas fabricando el demoníaco brebaje, paz.

A vosotros, los que lucráis y gozáis de la vida comerciando con el diabólico veneno, paz.

A vosotros, los que ganáis míseramente el pan de cada día revendiendo el funesto licor que torna al hombre en fiera, paz.

A ti, hombre de Estado o financista, que haces un río de oro de lo que es sangre y embrutecimiento y ruina, paz.

A todos vosotros que hacéis el mal por ignorancia o inconsciencia y hasta creyendo que hacéis bien, paz.

Pasemos una esponja sobre el ayer, y que nadie os cuente la sangre vertida, ni las prisiones desastrosas, ni los hogares desechos, ni los niños abandonados, ni las madres desamparadas, ni las tranquilas heredades vendidas para el vicio, ni la salud perdida, ni el alma caída en tinieblas, ni el fracaso total de las vidas, a que llevó el tóxico fatal que vosotros vertisteis en la copa insaciable del lucro…

No sabíais …no pensabais…no fuisteis culpable, Paz a vosotros.

Mas ahora, sabéis. Ahora vuestros ojos se abrieron y se iluminó vuestra conciencia. Ahora, si fijáis la vista en la copa en que espumea el aguardiente, veréis cómo se vuelve roja o negra: roja de sangre, negra de miseria y de ruina. Ahora ya sabéis que cada moneda que echáis en vuestras arcas como precio de la fatal bebida, es la suerte de un pobre labriego que irá a presidio; de uno que irá al sepulcro; de un niño que caerá en la orfandad; de una esposa que verá día a día consumirse el esfuerzo de su compañero, en el estanco o en la cárcel. Ahora comprendéis que eso es trocar en placer y en lucro, el dolor y el hambre.

Paz a vosotros. Que se olvide el ayer, y aún el hoy. Ahora todavía, y por algún tiempo, tendréis que seguir explotando el dinero maldito. La cantinera, el estanquero, el importador, el destilador, y hasta el contrabandista lleno de zozobra, todos habéis caído en las redes de la necesidad, o del hábito, o de la codicia. Y toda red aprisiona y entraba.

Todavía, durante un año, dos años, tres años, os dominará el pasado, y tendréis que fabricar y que vender y revender veneno. Pero lo haréis ya con dolor. Los haréis con el deseo de no hacerlo más. Lo haréis con el anhelo de cambiar vuestro negocio triste, vuestro trabajo lúgubre, por otro que sea claro, y fecundo y vivificante.

Pasarán apenas tres años, y ya ninguno de vosotros sufrirá la esclavitud del dinero maldito. Tú, el gran hacendado, que ahora siembras caña para el alambique, la sembrarás para el azúcar o el pasto; si es posible, y mejor aún, sembrarás el maíz, el trigo, el frijol, el plátano, el arroz; cosas que son salud, que son vida, que son alegría. Sin duda que no seréis así tan ricos, pero sí más felices.

Tú, el comerciante en grande, que importas toneladas de tóxico, invertirás tu dinero en traer herramientas para labrar la tierra, en géneros de buena clase para vestirnos; en buena harina para cocer buen pan; en vino puro y generoso, que conforte a los débiles y a los enfermos.

Tú, la cantinera, y tú, el estanquero, que pasáis los días y las noches aspirando el vaho nauseante de la ebriedad, y oyendo los gritos bestiales de los ebrios, buscaréis un oficio honesto, limpio, benéfico; haréis pan, haréis vestidos; guardaréis los ganados; cultivaréis el suelo; forjaréis el hierro, labraréis la madera, cuidaréis de los niños; iréis de pueblo en pueblo, llevando las mil cosas gratas y necesarias del vivir.

Y tú, contrabandista, tú que vives en la zozobra , expuesto a que te descubran y te aprisionen, y te despojen de tu angustiado haber; tú que pasas las noches en los barrancos, bajo la llovizna o los insectos: tú que eres tan atrevido y valeroso; tú que eres tan hombre, ahora que ya sabes que el aguardiente es ruina, dolor y sangre, arrojarás los cacharros de la destilación, y vendrás con nosotros al trabajo sereno y ostensible, y más que nosotros gozarás del fruto de tu esfuerzo, porque más que nadie tienes energía y valor.

Sí, paz a vosotros que andabais ciegos y como ciegos hicisteis. Ahora, ya con los ojos limpios y la conciencia esclarecida, buscaréis cada uno el camino de la liberación, y todos, hoy algunos, mañana los demás, todos celebraréis un día, un día que está próximo, la vuelta a la faena limpia, bienhechora y cordial.

¡Apresurad el día, hermanos!, ¡anhelad día y noche su advenimiento y llegaréis antes de lo que pensáis!

Entre tanto, paz a vosotros.

Frases de Alberto Masferrer

Siempre hay tribulación en la casa del ebrio. “

— Sin fuentes

“Hay una ciencia que debe ocupar toda la vida del hombre, desde que su razón despierta hasta que deja de vivir: tal es la moral o ciencia de la conducta, la más práctica e interesante de todas, pues de su conocimiento y aplicación depende que la humanidad avance o retroceda. “

—Sin fuentes

“Perfecta es la humildad de aquel que nunca olvida que la luz viene de lo Alto y no de él, y que no viene solo para él, sino para toda sombra y toda pena. “

— Fuente: Alberto Masferrer (1976), Las Siete Cuerdas de la Lira, San Salvador: Dirección de Publicaciones.

“Frente al vicio y al crimen, el Estado no debe tener más que una actitud, y es la guerra. “

—  Sin fuentes

“Tal como la vida se halla organizada en nuestros tiempos, un pueblo analfabeto será, sin remedio, el esclavo de un grupo de perversos de su propio suelo, o la presa fácil de cualquiera nación poderosa que desee absorberlo o dominarlo. “

— Sin fuentes

Necesitamos de gobierno porque somos malos. Porque somos crueles, perversos, codiciosos, brutales y tiránicos, necesitamos que alguien nos vigile, nos contenga, nos reprima y nos castigue.

—  Fuente: Obras Escogidas de Alberto Masferrer, Tomo Segundo, San Salvador: Editorial Universitaria.

“Cuanto menos gobierno necesite un país, mayor será su prosperidad y ventura; la anarquía, que es una concepción ideal de la vida, de la vida sin gobierno, no lo es sino porque lleva implícita la perfección, la santidad del individuo. “

—  Sin fuentes

“Un límite para el que domina, para el que atesora. ¿Por qué no? Todas las cosas en el Cosmos lo tienen.

— Sin fuentes

Fuente: https://citas.in/autores/alberto-masferrer/

 

Un comentario sobre “Alberto Masferrer en Costa Rica

Deja un comentario